Entrevista con David Pinzón Cadena

Por Else Byskov

David Pinzón Cadena es el nuevo colaborador del Kosmos en castellano y por eso estamos muy interesados en saber más sobre él. 

Kosmos: ¿Dónde vives, David?  

David: Pues recientemente me he mudado de Bogotá, Colombia a la ciudad de Cuenca en el Ecuador. Las dos ciudades están a más o menos el mismo nivel sobre el mar: unos 2.500 m. (Kosmos: lo cual es muy alto). Y las dos están bien metidas en Los Andes. Cuenca está a unos 10 km. de un parque natural y el paisaje es maravilloso. En Cuenca estamos en el ecuador mismo del planeta, razón por la cual no hay estaciones, aunque hay temporadas de lluvia y otras de sol.  Es un lugar muy agradable para vivir, tiene mucho verde, cuatro ríos hermosos que la traviesan y no es demasiado grande con unos 500.000 habitantes. 

Kosmos: Sé que eres músico. ¿Qué instrumento tocas?  

David: Pues, más que músico soy productor musical. Es como en el cine – el productor musical es como el director de la película. De pequeño quise ser músico y de joven pasé las pruebas para entrar al conservatorio, pero en un momento, justo el día del examen final, antes de entrar a la última audición y tener uno de los 6 cupos disponibles entre 3500 aspirantes, pude ver a un tipo tocando el violoncelo debajo de una escalera y tuve una revelación: aunque amaba la música clásica ese no era mi lugar, me di cuenta de que por ahí no era mi camino. ¡No quisiera estar toda mi vida debajo de una escalera tocando el mismo instrumento! Fue una de las decisiones más importantes de mi vida y de allí pasé a dedicarme a la producción musical. Si tú me pides: David- toca por favor esta canción de tal artista, no lo voy a poder hacer, ya que no soy estrictamente músico, sin embargo, puedo hacer todo un disco con todos sus instrumentos y procesos sonoros desde una emoción o un recuerdo, si así me lo pidieras. Hasta el 2015 trabajé comercialmente como productor musical profesional. Hice mucha música para la televisión y tenía muy buenos ingresos. También trabajé con bandas de rock e hice música electrónica, pero en 2015 tomé la decisión de ya no volver a trabajar por dinero en mi vida. Si iba a continuar, lo haría como un servicio. Todavía aún hago música para otros, pero sólo si me interesa o hace feliz a la gente. Ya no lo hago de manera comercial. 

Kosmos: Entonces, a partir de 2015 ¿de qué vives? 

David: El amor de mi vida es en el servicio educativo y en 2015 decidí no volver a trabajar por dinero y me dediqué a escribir. Viví algún tiempo de mis ahorros, y me dediqué a “Arquitectura de la Luz”, un grupo de servicio espiritual que había tenido desde el 2013. Es un grupo de unas 50 personas que aportan un importe pequeño cada mes para participar. No es mucho, pero me da para vivir y cubrir mis gastos. No necesito mucho y lo que quiero es vivir para servir a los demás. Para mí es esencial servir donde te encuentres, verás: no tiene sentido viajar por el mundo para encontrarte a ti mismo, sino que tu tarea es allí, donde estás, con los que tienes, humildemente escuchando lo que te tienen que decir. No hay que irse a ningún safari para escuchar a Dios. Dios está en tu mujer, en tu papá, en tus hijos, tus vecinos, tus estudiantes, allí donde estás. Y a partir de allí puedes empezar a cambiar esa relación, y preguntar: ¿Cómo puedo servirte, ¿cómo puedo dar lo mejor de mí para el beneficio de todos? Así, en vez de ser una relación de obligación, de trabajo, será una relación de ganas, de seguir tu corazón y ayudar donde puedas, y a partir de allí, los recursos te afluyen de una manera muy diferente y todo cambia. Nunca me falta nada y vivo para servir. Es muy lindo. 

Kosmos: Wow! Cuéntame sobre esta Arquitectura de la Luz. 

David: El grupo de la Arquitectura de la Luz es un grupo de estudio espiritual. Es eso de “ser el cambio que tú quieres ver en el mundo”. Nace en 2013 y es el resultado de mis conclusiones personales en el camino espiritual, de recibir guía e información: considero mi maestro a la vida misma. Desde muy joven me dediqué a la búsqueda espiritual en la toltequidad, el chamanismo, algún tipo de meditación e independientemente el taoísmo, pero a pesar de esos estudios, no encontré lo que me tocara a fondo ni lo que en el futuro me protegiera de la debacle: en el 2012 tuve una crisis personal definitiva, un momento de ruptura con todo lo que había vivido antes. El detonante fue el haber terminado una relación amorosa con la mujer con quien me iba a casar en ese entonces y a la que amaba muchísimo, estábamos muy enamorados pero la relación terminó, y entré en un estado de ansiedad por separación. Quería suicidarme, me quería matar, lloraba casi todos los días. Ese estado duró más de un año, y un día me dije: Dios mío, me he portado mal, como en la parábola del hijo pródigo, estaba “comiendo con los cerdos” y dije de rodillas: “Padre quítame todo esto, no puedo más, estoy perdido sin ti. Dime lo que tenga que hacer y yo lo hago”. Entonces, un día, en un restaurante, se sentó a mi lado un muchacho y me dijo: Master, te veo aquí triste y te quiero invitar a una reunión de un grupo taoísta. Entré en el grupo que era muy religioso (e intelectualmente lo criticaba muchísimo), pero resultaba que cuando estaba en ese templo se me quitaba la ansiedad. ¡imagínate! Era pasar de tener ataques de pánico todo el día a entrar en ese lugar sagrado, y los ataques desaparecían como por arte de magia. Empecé a trabajar en ese lugar limpiando pisos, pintando, lavando, recogiendo los abrigos, limpiando las sandalias, todo lo que hiciera falta y ellos me querían mucho, como a un hijo. De no tener vida pasé a ser feliz allá, y aunque no me convencían sus dogmas intelectualmente, no podía renunciar a su religiosidad. No tenía otra opción que rendirme. Encontré mi felicidad al servicio de otros.  

Kosmos: Me alegra mucho que digas eso, porque yo recibo muchas preguntas como: Estoy muy infeliz. ¿Qué puedo hacer? Y siempre digo: Ayuda a los demás. Vete a servir a los demás – es la fórmula porque a medida que tú puedas aliviar el duelo de los demás, tu vida cobra sentido. Y tú has confirmado que ese es el camino seguro para rehacer tu vida.  

David: Exacto, porque el problema de fondo es el narcisismo: la obsesión por uno mismo. Está en la raíz de todos los sufrimientos personales: servir destruye esa obsesión y tu propia vida cobra sentido. 

Un día, estando en el templo taoísta, recibí 3 presagios en línea: la primera a las 7 de la mañana se me rompe la taza de 120 años en que servíamos el té verde en el templo para el altar sagrado consagrado a Dios – ¡se me cayó de las manos!  Y el jefe del templo, que era muy amoroso, gritó ¡Ay, la taza! (recuerdo su cara de terror)! Pero luego dijo: ¡No importa, solo es una taza! Y eso fue un acto de amor tan profundo de su parte porque era su taza sagrada y se rompió a causa de mí. Presagio dos: en el templo se daban clases y súbitamente el maestro que daba la clase me miró y sin razón alguna, se puso a llorar. Y tuve la certeza de que tenía algo que ver conmigo. Presagio tres: Esta misma noche estaba meditando en mi casa y me llegó una voz que me dijo muy claramente: “busca la ley de la correspondencia”. No sabía que era aquello, pero lo busqué en Google y supe que esa ley había sido enunciada por Gerardo Schmedling. De ahí leí un texto que cambió fundamentalmente mi vida porque resonaba completamente con lo que buscaba y así sentí que había aprobado la prueba y que podía purificar este corazón egoísta y seguir adelante. Gerardo Schmedling es un maestro colombiano (fundador de la Escuela de Magia del Amor) que daba muchos cursos y los grababa en audio. Murió hace 20 años.  

Kosmos: Tengo un amigo en Facebook que también se llama Schmedling.  

David: ¡Ah, sí Mechas! Es su prima. La historia de la familia Schmedling es muy hermosa. Me puse a estudiar la obra de Gerardo y la devoré. Después de 6 meses decidí formar unos grupos de trabajo para servir a otras personas. Nunca pensé en que iba a ser un guía espiritual, no estaba en mi catálogo. Pero creo que la vida me llevó allí de una manera muy directa y el bálsamo para esta crisis existencial fue precisamente ese: hacer unos cursos cada semana por la tarde para mis amigos que bien estaban en crisis. Empezamos haciéndolos en salas de las casas, restaurantes, peluquerías o donde fuera que nos prestaran un espacio, luego los grupos se fueron consolidando, eran dos, tres, cuatro grupos, y luego alquilamos un espacio propio. En el 2014 me llegó el nombre: Arquitectura de la Luz. Al principio no me hizo mucho sentido, pero no era una sugerencia, era una orden y pusimos el nombre. Hicimos una página en Facebook y luego un grupo público para seguidores (https://www.facebook.com/groups/estudioadl) (en la actualidad 1800 participantes que siguen las publicaciones públicas) y un grupo privado que es únicamente para los estudiantes oficiales del grupo, el cual es en el que dictamos nuestras clases.  Al principio era gratis pero luego instauramos el aporte porque cuando las personas no aportan básicamente no valoran la información y no la aplican (narcisismo). Pusimos una cifra muy baja que acordamos entre todos. Luego sacamos nuestro propio apartamento al norte de Bogotá para nuestras reuniones, consultas, retiros y para el servicio de todos los miembros del grupo, pero a partir de la pandemia estamos al 100% online. Tenemos tres clases por semana en que nos reunimos – somos más o menos 50, generalmente nunca bajamos de los 40 y nunca subimos de los 50. Lo que me es importante decir sobre el grupo es que no es un grupo religioso, tampoco coaching enfocado a objetivos personales, no es una secta, la mejor manera de describirlo es que es un grupo de estudio de la ciencia espiritual: hay unos postulados que nos dan los maestros y que nos corresponde a nosotros verificar, en este grupo organizamos un método para hacerlo. He intentado informar sobre todo lo que para mí ha tendido importancia en mi camino espiritual. Aunque es un grupo espiritual al servicio de las personas, no es público y si quieres hacer parte tiene un nivel de compromiso.  

Kosmos: Entonces, tú eres él que enseña. 

David: Si, pero yo solo enseño lo que para mí tiene sentido. No revendo algo que han escrito los demás. Para mi si lo haces así, eres un comerciante. Lo que yo enseño es mi propia experiencia a partir de lo que he estudiado. Nunca oculto mis fuentes, pero presento lo que dicen a través de lo que observo en el mundo: en mi esposa, mi padre, el hijo de mi mujer, los amigos, los estudiantes etc.  Lo que a mí me interesan son las comprensiones que saco de los maestros como Martinus.  Por ejemplo, un tema podía ser: ¿Cómo consigo una relación armónica con mi pareja? Yo, ahora, después de 20 años de tonterías, tengo una relación muy hermosa con mi pareja. Bueno, todo lo que hice para llegar a esta situación lo convierto en una estructura para un curso y lo estudiamos. Ellos comparten sus experiencias y las analizamos espiritualmente. Yo veo mi misión como adaptación de la información que dicen los maestros así que tenga más relevancia aquí y ahora. Gerardo y Martinus tienen la misma fuente, pero dicen las cosas de maneras diferentes. Yo veo mi tarea como adaptar esa información para la vida diaria, para tu contorno y tu contexto. El contexto de Colombia, Ecuador e Iberoamérica es el que me corresponde y mi misión es adaptar la información espiritual para ese contexto. La espiritualidad no es necesariamente algo muy solemne y serio, vestido de blanco, sino que es algo que vivimos cada día cuando reímos y nos burlamos, está en la vida en cada momento.  

Kosmos: ¿Cómo encontraste a Martinus? 

David: Estaba en un centro de Bogotá que se llama Indalo y la dueña (gran amiga) había estado en Dinamarca en uno de los cursos de verano en Klint. Me dijo: “he estado estudiando allí y encontré a una persona que hace lo mismo que Gerardo, son del mismo templo, pero este señor hace diagramas”. Wow, pensé y la primera vez que vi esos diagramas y leí la explicación pensé NO! ¡No vibro con eso! Después de un tiempo Mechas hizo un curso online sobre los paralelos entre Gerardo Schmedling y Martinus y a partir de eso me hizo clic. Al ver el símbolo La Intolerancia (no. 3) lo entendí inmediatamente y luego me devoré todos los símbolos – uno tras otro, y todo cobraba sentido. Del curso encontré tu libro (La Muerte es una Ilusión) porque Mechas te mencionó y yo te busqué, compré tu libro y me puse a leer. Fue una cosa absolutamente hermosa, me levantaba todos los días a las tres de la mañana para leerlo, lo subrayé, hice dibujos de lo que decías. Me encantó la manera en que adaptaste la información de Martinus y la hiciste la tuya. Vibrabas tu resonancia con el material y eso es lo mismo que yo hago. Es la verdad en tus palabras, perfectamente claras. Después de tu libro empecé a estudiar Livets Bog (lo cual entiendo que es un proyecto de toda la vida). Te escribí agradeciéndote y el contacto estaba entonces establecido. 

Kosmos: ¿Qué significado ha tenido para ti encontrar a Martinus?  

David: Para mí fue encontrar mi camino – de ese tamaño. Es una cosa que no tiene discusión, es una realidad, tiene que ser así y eso tenía que pasar para mí. La universalidad de las explicaciones de Martinus, que no solamente son lógicas, sino que son ciertas. El amor de Dios tiene que estar disponible para todos nosotros y su obra es la afirmación de lo que dicen todos los maestros: que nosotros somos unos hijos de Dios. Y Martinus presenta toda la imagen del universo de Amor para todos. Esto es invaluable y poderoso. Martinus es una enciclopedia de Amor… ¡exactamente lo que el mundo necesita!